Entre los mamíferos, los félidos son una de las familias que muestran una mayor variabilidad en tamaño. El Gato de Pies Negros (Felis nigripes), especie que se distribuye desde Namibia y el Kalahari hasta la provincia del Cabo, en Sudáfrica, y que pesa entre 1 – 2,5 kg es más de 100 veces menos pesado que los grandes machos de Tigre (Panthera tigris) de la subespecie altaica, que pueden superar los 300 kg de peso.
Intuitivamente, estas diferencias de tamaño ayudan a entender la subdivisión en dos grupos principales de los félidos; la subfamilia Pantherinae, que agrupa a los grandes gatos y cuenta con dos géneros, Neofelis y Panthera, y 7 especies, las Panteras nebulosas, el Leopardo de las nieves, el Tigre, el León, el Leopardo y el Jaguar, y la subfamilia Felinae, que abarca a más de 30 especies de pequeños y no tan pequeños gatos, como las 4 especies del género Lynx. Entre los Felinae solo el Puma (Puma concolor) y el Guepardo (Acinonyx jubatus) superan en tamaño a los linces, mientras que el Serval (Leptailurus serval), el Gato dorado africano (Caracal aurata) y el Caracal (C. caracal) tienen tamaños comparables a las especies del género Lynx. Por cierto, el Caracal, aunque externamente guarda cierto parecido con los linces, no es un felino relacionado cercanamente con ellos.
El Lince ibérico (Lynx pardinus, Temmick en 1827), es un carnívoro moteado que ocupa matorrales, bosques aclarados y hábitats similares del dominio mediterráneo de la península ibérica. Sin embargo, hace 600.000 años, llegó a extenderse por el sur de Francia, donde se han encontrado fósiles en las últimas décadas, e incluso su distribución alcanzó Italia, donde recientemente se han descubierto centenares de restos de 40.000 años de antigüedad en el yacimiento de Ingarano. cerca de Foggia, en el sureste del país.
Las tres especies restantes de linces, al contrario que el ibérico, tienen amplios rangos de distribución: El Lince rojo o Bobcat (L. rufus) ocupa una amplia variedad de hábitats entre el centro de Canadá y el norte de México, el Lince canadiense (L. canadensis) se distribuye por los bosques boreales de Canadá y el norte de USA y el Lince boreal (L. lynx) vive en los bosques caducifolios, mixtos y de coníferas de Europa y el norte y centro de Asia.
Las cuatro especies de lince forman un grupo coherente que comparten una serie de características físicas comunes como el rabo corto, orejas con un mechón de pelos largos en su punta (conocidos como pinceles) y barbas. Sin embargo, los tamaños corporales de las cuatro han sido el resultado de las adaptaciones de cada una de las especies a su hábitat y dieta, variando desde el Lince rojo, el más pequeño de ellos, que ronda los 6 kg de peso medio hasta el Lince boreal, que puede llegar a los 30 kg.
Los científicos postulan que los antecesores del grupo divergieron hace unos seis millones de años en regiones de América del Norte extendiéndose posteriormente por toda Eurasia. El Lince rojo se diferenció tempranamente del ancestro común mientras que las otras tres especies aparecieron hace unos 1.8 – 2 millones de años.
Como en otros muchos casos conocidos, las glaciaciones de Eurasia y Norteamérica parecen jugar un papel importante en el proceso de especiación de los linces, y así por fragmentación y aislamiento surgen en el Pleistoceno inferior el Lince boreal en Asia, el Lince canadiense en América y el Lince ibérico en la península ibérica.
El lince ibérico es un carnívoro estricto de mediano tamaño. Su peso medio ronda los 12,5 kg. Existen diferencias significativas entre machos y hembras (con desviaciones respecto de la media de hasta 3 kg para cada sexo) siendo los machos los de mayor tamaño. Su longitud media de unos 80 cm y su altura en la cruz de uso 45 cm le dan un aspecto grácil.
Sus características más llamativas son las ya descritas como generales de los linces: pinceles, barbas y cola corta con un borlón negro apical. A estas se le han de sumar las propias de los felinos: llamativos ojos frontales, que le dan precisión en la medición de distancias propia de cazadores de cortas distancias; grandes globos oculares que le permiten ver en condiciones de baja luminosidad; orejas hirsutas y triangulares, antesala de un oído fino capaz de detectar el discreto caminar de las patas insonorizadas por pelos de los conejos; manos desproporcionadamente grandes, útiles para apresar con firmeza sus presas y con aguzadas uñas para impedir su escapatoria (que se mantienen siempre afiladas por ser retráctiles). Llama la atención su elevada grupa como consecuencia de unas largas patas traseras que permiten desarrollar saltos muy ventajosos en la caza.
Su dentición, es la de un carnívoro estricto, con grandes caninos para asestar el golpe mortal, muelas carniceras para desgarrar grandes trozos de carne y pequeños incisivos. La fórmula dentaria es 3.1.2.1/3.1.2.1.
Datos de biometría básica del lince ibérico adulto obtenidos en evaluaciones sanitarias del proyecto LIFE (sólo referidos a ejemplares de más de 3 años de edad):
Por último, el moteado de su pelaje, que le proporciona esa capacidad de mimetizarse con los claro-oscuros del matorral por el que se mueve. Las variedades de su capa suelen agruparse en “mota gruesa”, “intermedia” y “mota fina”. En realidad, la tendencia a definir y acotar todo lo observado deja sin definir una variada gradación entre los dos extremos que viran desde manchas grandes, que llegan a estar alineadas en forma de rayas sobre un fondo anaranjado en algunos ejemplares, pasando por distintos tamaños de mancha, hasta llegar a pelajes jaspeados, con motas tan finas que pasan casi desapercibidas en capas pardas o pardo-grisáceo. Aunque todos los fenotipos han estado presentes históricamente en todas las subpoblaciones; en Doñana solo han existido ejemplares de mota gruesa desde los años 60 del siglo pasado, esto ha sido consecuencia de la fijación de alelos originada por un “cuello de botella” en el que los pocos ejemplares que sobrevivieron tenían este fenotipo. Sin embargo, la mayor variabilidad genética conservada en la subpoblación de Sierra Morena ha permitido la presencia de individuos con todos tipos de capa.
En 2007 se trasladó un individuo de Andújar a Doñana-Aljarafe para iniciar el reforzamiento genético de esta población, y en primavera de 2008 se pudieron ver en la población receptora los primeros cachorros de mota intermedia nativos fruto de la mezcla de los genes. Actualmente todas las subpoblaciones existentes del felino en la Península Ibérica presentan ejemplares con toda la gradación de moteado en su pelaje.
Este felino es lo que se conoce como un especialista de hábitat y de presa. Y a pesar del amplio espectro alimenticio que presentael conejo es su pieza fundamental de caza y constituye alrededor del 90% de su dieta. La biología de los conejos, dependientes de zonas de refugio y pastos, permite que cuando los lagomorfos salen a comer, el lince pueda llegar sin ser visto y oído y atrapar a su presa. Sus herramientas de caza y complexión le dotan de un perfecto diseño para moverse sin ser visto entre la vegetación típica del monte mediterráneo, Esta especialización tan extrema hace que sea muy exitoso en lugares con estos requerimientos bien representados, pero ha sido también la causa de su declive. La desaparición de hábitat bien conservado y el drástico descenso de las poblaciones de conejo, unida a la persecución directa del hombre, le ha colocado al borde de la extinción.
Los linces adultos regentan territorios que pueden solapar en gran parte con los contiguos de adultos de sexo contrario y en menor medida con los de su mismo sexo. Los tamaños medios rondan las 600 ha, pero se conocen territorios mucho más amplios circunscritos a espacios de baja calidad con menor densidad de conejos. La adquisición de territorio ocurre por ocupación de una vacante por desaparición del animal regente, por enfrentamientos entre el dispersante y el regente que termine ganando el espacio, o por colonización de zonas que hayan mejorado en los años anteriores y que se encontraban desocupadas. Las hembras pueden reproducirse a partir de los dos años, aunque suelen hacerlo con más edad por no haber conseguido normalmente establecerse antes y regentar un territorio propio. Los linces entran en celo una vez al año, aunque algunas anualidades no queden las hembras preñadas, o no logren criar exitosamente a los cachorros. Es frecuente que algunos jóvenes subadultos (principalmente hembras) de la camada del año anterior permanezcan y colaboren en la crianza de nuevos cachorros de su progenitora. En ocasiones madre e hija comparten territorio durante años, escindiéndose (si la calidad del hábitat lo permite) o marchándose el animal más viejo, probáblemente expulsado por el más joven si las densidades de conejo en la zona no permiten la reproducción de ambas hembras..
Lashembras adultas de lince tienden a defender territorios de la menor superficie posible que les garantice alimento para subsistir a ella y a sus cachorros. Así, cuanto mayor calidad tenga el hábitat (es decir más conejos) menor es el territorio, ya que encuentran los recursos necesarios en menos superficie. Los machos tienden a intentar cubrir el territorio de una o varias hembras, y la presencia de otros machos es lo que suele establecer los límites territoriales.
Todos los animales silvestres tienen mortalidad perinatal, es decir, durante la gestación y en los primeros días tras el parto. En el caso del lince ibérico, las causas reales de las muertes perinatales son difíciles de determinar. También es difícil saber cuántas de las hembras preñadas pierden sus cachorros antes o durante el parto, incluso durante las primeras semanas de vida. El programa de conservación ex-situ, está arrojando muchos datos sobre este asunto, pero se ha de tener en cuenta que las condiciones físicas de las hembras en estado silvestre son diferentes a las de cautividad.
En las camadas múltiples de tres y cuatro cachorros que se han controlado en las últimas décadas, se ha observado que en un alto porcentaje terminaban sobreviviendo solo dos, apareciendo un primer pico de mortalidad en torno al primer mes de vida y un segundo en torno a los 3-4 meses. Modelos predictivos elaborados por los científicos de la EBD midieron el efecto de extraer cachorros en las camadas de más de dos cachorros como herramienta de inicio del programa de cría en cautividad, y el bajo impacto descrito, hizo que se tomara la decisión de trasladar algunos cachorros encontrados en estas circunstancias. Sin embargo, son muy pocos los aportes que se han podido realizar de recién nacidos, ya que es complicado acceder sin perturbar los cubiles de las hembras, circunstancia totalmente contraria a la manera de trabajo realizada en todos estos años.
La supervivencia de los cachorros se ha comprobado que está relacionada con la abundancia de alimento del territorio materno.
Con el aumento del área de distribución de la especie gracias a las reintroducciones iniciadas en 2009, y a los logros conseguidos en los distintos Planes Regionales de Recuperación de la especie, se han podido observar tamaños de camadas mayores de los descritos hasta hace pocos años, con 5 o excepcionalmente 6 cachorros en algunas camadas en zonas con altas densidades de conejo.
Antes de que comenzara la cría en cautividad, se pudo constatar por observaciones de campo que existía un segundo pico de mortalidad en torno a los tres meses de edad. Cuando se obtienen las primeras camadas del programa de conservación ex-situ, se observa que en torno a esas fechas los cachorros desarrollan una agresividad extrema en los juegos con sus hermanos, que pueden llegar a ser mortales y quelas madres juegan un papel determinante a la hora de separar a sus cachorros. En cautividad, la madre está siempre muy próxima a los cachorros, mientras que en vida silvestre se presupone puede que esta situación pudiera ser diferente.
Es muy probable que la ausencia de la madre en sus salidas para buscar alimento haya facilitado que algunos hermanos hayan acabado con otros durante juegos de entrenamiento de caza excesivamente agresivos. Se ha tenido conocimiento de algún caso, como es el de “Cromo”, hallado con signos de pelea coincidiendo con la edad de agresividad de los cachorros y posteriormente incorporado al programa de cría en cautividad.
En ocasiones el enfrentamiento de los linces frente a los adultos residentes es la única o la manera elegida por algunos dispersantes para conseguir un territorio propio. Es en la época de celo cuando los enfrentamientos entre machos suelen exasperarse, llevando en ocasiones a la muerte de unos de los contrincantes como consecuencia de las heridas en una lucha por acaparar el máximo número de hembras colindantes en época reproductora. La muerte como consecuencia de enfrentamientos agresivos no es lo habitual, ya que los animales suelen mantenerse informados de la ocupación de un territorio mediante el marcaje con orina y excrementos que los regentes realizan en toda su área de campeo, o con encuentros en los que las amenazas son suficiente para mantenerse a raya. Sin embargo los escasos huecos en hábitat adecuado, pueden llevar a situaciones de agresividad extrema.
En los últimos años, y gracias al elevado porcentaje de linces radio-equipados en el marco de los Proyectos Life-lince, se ha podido conocer la dispersión de varios ejemplares de avanzada edad (en torno a los 9 años), que tras permanecer toda su etapa reproductora en un mismo territorio, son desplazados y se trasladan a zonas subóptimas, efectuando en ocasiones para ello, grandes movimientos de dispersión. Esta desaparición del territorio, cuando el animal no estaba radio-equipado, se consideraba se debía a la muerte natural del mismo, pero son ya varios los casos de ejemplares que gracias al radio-seguimiento se ha constatado que realizan dispersiones de larga distancia, permaneciendo vivos varios meses o años en otros territorios. Se mantiene un estricto control de estos individuos para constatar posibles partos en esta etapa senil y comprender mejor el valor que pueden representar en la fundación de nuevos territorios y fijación de otros individuos en su entorno.
Las muertes por vejez en fauna silvestre suelen acontecer por desgaste del organismo, con alguna patología asociada a baja capacidad de respuesta del sistema inmune o por enfermedades degenerativas. En el caso del lince ibérico, son pocas las muertes que se hayan constatado con certeza de este tipo, ya que es complicado encontrar los cadáveres que no se encuentren radio-equipados.Además estas muertes naturales suelen ocurrir en zonas subóptimas periféricas, donde los animales viejos se ven obligados a instalarse al ser expulsados por animales más vigorosos. Sin embargo, es muy buena noticia el que cada vez se detectan más individuos que llegan a edades de 10-12 años, ya que sugiere un descenso de la mortalidad de la población en general y de la porción adulta en particular, capital reproductor de la especie.
Aparte de los signos indirectos de la presencia de lince que muestran las fotografías, los rastros del arrastre de presas, las huellas y los excrementos, los linces ibéricos son uno de los carnívoros más fácilmente observables en el medio natural. Tienen bastante actividad diurna si el tiempo no es muy caluroso y además su papel ecológico de superpredador (con escasos enemigos en su medio natural) les hace no ser demasiado desconfiados. Cuando un lince está asentado en un área, además de encontrarse abundantes rastros y letrinas, suele generar observaciones por parte de la población local con bastante periodicidad.
Los ejemplares en dispersión (tanto juvenil como senil) pueden pasar más inadvertidos, pues en su recorrido (que puede llegar a ser de 25 km diarios) no conforman letrinas ni otros sistemas específicos de marcaje.
La presencia del lince ibérico en un área es fácil de detectar. En su territorialidad, los linces ibéricos utilizan sistemas de marcaje basados principalmente en la señalización con orina y heces, algunos de los cuales son bastante llamativos. Aunque las marcas de orina no son detectables, el lince ibérico conforma multitud de letrinas de señalización en sus territorios que sirven de aviso a los conespecíficos de la propiedad de los mismos. El tamaño de las letrinas es variable, pero parece aumentar en áreas de solapamiento de territorios de varios individuos. Además de esto, las huellas de lince, características de felino, son fácilmente identificables en sustratos adecuados.